La selección argentina de baloncesto no logró superar a Brasil en la final de la Americup, cayendo por un marcador de 55-47. A pesar de la derrota, el equipo dejó una impresión positiva al mostrar un rendimiento competitivo, especialmente tras sus victorias previas contra Puerto Rico y Canadá.
El partido final no fue la mejor actuación del equipo argentino, que no logró encontrar su ritmo en el último cuarto. Sin embargo, el enfoque debe centrarse en el futuro y en los pasos que se están dando para reconstruir el equipo. La caída ante Brasil, aunque dolorosa por la cercanía del triunfo, es vista como una oportunidad de aprendizaje y desarrollo.
El proceso de formación de nuevos talentos es clave para el equipo, y el entrenador Pablo Prigioni está al frente de esta tarea. A pesar de los desafíos, como la pérdida de la clasificación al último Mundial, Prigioni mantiene su compromiso de aportar un valor significativo a la selección y a los jugadores que forman parte de su proceso.
La Americup ha sido una plataforma para que los jóvenes jugadores se desarrollen y se conviertan en figuras clave del equipo. Nombres como Gonzalo Corbalán, Juani Marcos y Francisco Caffaro son parte de esta nueva generación que busca dejar su huella en el baloncesto argentino.
El objetivo inmediato del equipo es clasificarse para la Copa del Mundo que se llevará a cabo en Qatar en 2027, y para ello se ha decidido no contar con los mejores jugadores en esta competencia, permitiendo que los jóvenes adquieran experiencia y se fortalezcan para el futuro.
A pesar de no haber logrado el bicampeonato, la actitud y el compromiso del equipo argentino durante la competición fueron destacados, lo que sugiere un camino prometedor hacia el crecimiento y la excelencia en el baloncesto.
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