Viajar no se limita solo a desplazarse o conocer un destino turístico. Expertos indican que es una experiencia transformadora que activa la mente, las emociones y los sentidos. Desde la psicología, se reconoce que esta práctica contribuye a la salud mental de las personas, generando bienestar emocional y fortaleciendo la felicidad.
La experiencia positiva de viajar no se restringe al momento del recorrido. Estudios indican que los sentimientos de felicidad pueden surgir semanas o meses antes de partir, ya que el simple acto de planear un viaje, investigar un destino o comprar boletos provoca entusiasmo, alivio y expectativas que impactan el estado de ánimo.
El momento más intenso de la felicidad ocurre durante el viaje. Viajar permite conocer otras culturas y contextos, así como conectar con la naturaleza y personas diferentes.
Quienes participan en estas experiencias reportan sentirse felices, tranquilos y renovados. Muchos afirman que logran olvidar sus problemas y disfrutan de un alivio mental y físico que escasamente se alcanza en la rutina diaria.
Un estudio de la Universidad de Cornell en 2014 reveló que los viajes generan más felicidad que las compras materiales, ya que las experiencias vividas se valoran durante años y se recuerdan con satisfacción. Otra investigación de M. Carrasco en la Universidad Católica Santo Toribio de Mogrovejo mostró que las vivencias turísticas producen beneficios emocionales a largo plazo.
¿Cómo fortalecer los beneficios de viajar?
- Planificar el viaje con anticipación para disfrutar la experiencia.
- Integrar actividades como yoga, meditación o mindfulness para maximizar el disfrute.
- Elegir destinos que se ajusten a gustos y expectativas personales.
- Practicar un turismo sostenible que respete el medio ambiente y las culturas locales.
Las personas que viajan reportan mayores niveles de felicidad antes, durante y después del viaje, en comparación con quienes no lo hacen. Además, destacan que el viaje les permite reducir el estrés, fortalecer vínculos sociales y sentirse más satisfechos con su vida cotidiana.
*Por Daniel Alejandro Bonilla Martinez
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