En Argentina, el mate es más que una simple infusión; es un símbolo de identidad cultural y una tradición que se transmite de generación en generación. Su presencia es habitual en reuniones familiares, encuentros con amigos y momentos de soledad, siempre como un gesto de compañía. Este ritual, que incluye la preparación del mate y el compartirlo, refleja confianza, amistad y afecto, convirtiéndose en parte fundamental de la vida argentina.
Además de su arraigo en Argentina, el mate también se disfruta en países como Uruguay, Paraguay, el sur de Brasil, y en algunas zonas de Chile y Bolivia. Sin embargo, pocos saben que esta infusión ha trascendido fronteras, encontrándose en regiones del Medio Oriente como Siria y Líbano, donde comunidades drusas y alauitas la han integrado a su cultura, heredada de la inmigración desde América del Sur.
Según el blog especializado Yerba Crew, en Siria, Líbano, Turquía y Jordania, el mate se ha vuelto parte de la vida diaria, especialmente en comunidades rurales y en reuniones familiares. Allí, se le conoce como “el mate sirio”, y aunque conserva la esencia del ritual sudamericano, presenta variaciones en su preparación y consumo, como el uso de termos metálicos adornados y bombillas con detalles culturales. La yerba, en muchos casos, es importada desde Argentina, Paraguay o Brasil, lo que demuestra la influencia de la inmigración árabe en estos lugares.
En Medio Oriente, el consumo de mate tiene un carácter más simbólico y familiar. No se comparte en rondas abiertas, sino que se reserva para encuentros íntimos y celebraciones familiares, convirtiéndose en un acto que conecta a las personas con sus raíces. A diferencia de Argentina, donde el mate se consume en cualquier lugar, en Siria y Líbano su preparación y consumo se limitan a horarios específicos y espacios determinados, transformándose en un momento cultural que une generaciones.
Cómo se prepara el mate en Medio Oriente
El mate se prepara de manera diferente en Siria y Líbano. Generalmente se toma por las mañanas con agua caliente de una tetera, a veces con la adición de sabores como azúcar, especias o cáscaras de frutas. A diferencia de Sudamérica, donde se forma una “montañita” de yerba, en Medio Oriente se mezcla toda la yerba con el agua caliente, creando una infusión similar al té. Además, la limpieza de la bombilla entre cada uso es fundamental, algo que en Argentina a menudo se considera innecesario.
En resumen, el mate no solo es una bebida, sino un símbolo cultural que trasciende fronteras y generaciones. Desde las rondas compartidas en Argentina hasta las adaptaciones en Medio Oriente, su ritual refleja la identidad, la memoria y los vínculos afectivos de quienes lo consumen, convirtiéndose en un puente cultural que une a personas y lugares diversos.
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