La cuenta corriente cambiaria de la economía argentina registró en julio un superávit de US$1374 millones, sumándose al superávit de US$2158 millones de junio. Este resultado se debe a incentivos temporales que impulsaron las liquidaciones del sector agrícola.
Así, se completó un bimestre inusual con un saldo favorable en la cuenta total de ingresos y egresos de US$3532 millones, contrastando con el déficit de US$12.264 millones acumulado en los doce meses anteriores.
Este superávit fue posible gracias a que se registraron cobros de exportaciones por más de US$19.300 millones en ese período, mientras que los pagos efectivos por importaciones apenas superaron los US$12.000 millones.
Los analistas advierten que estos resultados son excepcionales y no modifican la tendencia general, que sigue siendo deficitaria. La economía local depende de los flujos financieros, según el economista Fabio Rodríguez de M&R Asociados.
A pesar de los aportes significativos en los meses mencionados, el acumulado total en los primeros siete meses del año sigue siendo negativo en US$1273 millones. La cuenta cambiaria financiera mostró un déficit de US$3273 millones en julio y US$6576 millones en el período mencionado, lo que refleja un desbalance creciente relacionado con un atraso cambiario que el Gobierno sigue fomentando de cara a las elecciones nacionales del 26 de octubre.
La cuenta corriente cambiaria incluye el saldo de la balanza comercial, los pagos netos a factores y las transferencias netas de capitales. Un resultado positivo indica que el país gasta menos de lo que genera, mientras que un resultado negativo implica un gasto excesivo financiado con ahorro externo.
Esto resalta la necesidad de encontrar nuevos prestamistas para atender los pagos de deuda en los próximos años, hasta que las inversiones que buscan fortalecer el sector externo local maduren y aseguren un ingreso más constante de divisas internacionales.
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