Home / Actualidad / Margarita regresa a casa tras tres años y medio en Mariupol

Margarita regresa a casa tras tres años y medio en Mariupol

Los niños llegan por turnos y acompañados de sus madres al Centro de Protección de los Derechos de la Infancia (CRPC) en Kiev. Este lugar, que antes era un popular establecimiento de comida japonesa, se convirtió en 2023 en la sede del CRPC, encargado de coordinar la misión de devolver a sus familias a los miles de menores que quedaron atrapados en las regiones ocupadas por Rusia, muchos de los cuales fueron enviados a orfanatos en territorio ruso o entregados en adopción.

Los niños convocados el 6 de agosto en el CRPC habían regresado a Ucrania en julio procedentes de Rusia. Durante la visita de EL PAÍS, ellos y sus familias estaban en entrevistas con los Servicios de Seguridad de Ucrania (SSU) para que el Ministerio del Interior recabara información sobre sus experiencias y el viaje de regreso.

La mayoría de los niños se reencontraron con sus padres gracias a la mediación de Qatar, que coordinó el regreso entre las autoridades rusas, el Defensor del Pueblo de Ucrania y la organización Bring Kids Back. Desde 2023, cerca de 1.500 menores han podido retornar a Ucrania, aunque Moscú acepta lentamente la devolución de niños reclamados por sus familiares.

La situación de los niños es un tema recurrente en las negociaciones entre el Gobierno ucraniano y sus aliados, así como en las conversaciones con Rusia. “Es un crimen contra el futuro de Ucrania”, afirman los estatutos de la organización fundada por el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski.

Nathaniel Raymond, académico de Yale, estima que 35.000 menores pueden haber sido desplazados forzosamente a Rusia o mantenidos en territorios ocupados. Por ello, el Tribunal Penal Internacional emitió en 2023 una orden de arresto contra el presidente ruso, Vladímir Putin, por la deportación ilegal de niños.

Las razones por las que los niños quedan desamparados durante la guerra son diversas, incluyendo el fallecimiento de familiares o la detención de los progenitores. Algunos menores que estaban en orfanatos al inicio de la invasión fueron dados en adopción a familias rusas, mientras que otros se separaron de sus padres debido a la violencia del conflicto.

Margarita, de 13 años, vive desde julio en Kiev con su madre Katerina. No se veían desde el 24 de febrero de 2022, día en que comenzó la invasión rusa. Katerina, quien era militar en Mariupol, envió a su hija a la casa de su abuela en un pueblo cercano. Tras ser capturada y prisionera de guerra en Rusia durante un año, Katerina regresó a Ucrania sin su hija.

Margarita, que entonces tenía 10 años, continuó viviendo con su abuela en un área controlada por Rusia. Su hogar en Mariupol había sido destruido, y debía caminar sola a su escuela. Las visitas de los servicios secretos rusos eran constantes, y las autoridades convencieron a su abuela de que no debía reencontrarse con su madre.

Finalmente, en julio, la abuela accedió a despedir a Margarita, quien fue llevada en coche a Rostov, luego a Moscú y finalmente a Minsk, donde cruzó la frontera con Ucrania y se reencontró con su madre.

Margarita, que vestía de negro con complementos rosas, expresó que al inicio de la guerra quería ser la mejor estudiante y ser médico, pero que de un día para otro solo pensaba en sobrevivir. “Lo que me sorprendió de la guerra es la falta de espíritu crítico de los rusos y de la gente de Mariupol”, comentó.

Kostia, de 11 años, también se encontraba en el CRPC y, al igual que Margarita, no habla ucranio. Nació en Lugansk en 2014, cuando la ciudad pasó a manos de separatistas prorrusos. Su vida ha estado alejada de la Ucrania libre, y su primer viaje fuera de Lugansk fue a Kiev en julio pasado.

Cuando se le mencionó que Ucrania podría ser parte de la Unión Europea, Kostia no sabía lo que era, pero su madre le explicó que pronto podría viajar a otros países. La situación económica en Lugansk llevó a sus padres a decidir que lo mejor para él era vivir con su padre.

Web para adoptar niños

Kostia tuvo la suerte de que su madre aceptara separarse de él, según una portavoz de Bring Kids Back. Las autoridades de Lugansk abrieron una web para ofrecer la adopción de cerca de 300 niños de la provincia que son huérfanos o cuyos padres no pueden mantenerlos.

Kostia, al igual que Margarita, fue transportado en julio a Rostov, luego a Moscú y finalmente a la frontera con Ucrania. Durante el viaje, hizo amistad con una niña que también venía de Lugansk. Ahora vive en la provincia de Kiev, donde se siente abrumado por el ruido y la multitud.

A pesar de su timidez y de no entender el ucranio, Kostia mencionó que disfruta de dos cosas en Kiev: el parque acuático y los McDonald’s. Se despide de la periodista para reunirse con su padre en un restaurante de hamburguesas.

Fuente original: ver aquí