Un perro fue atropellado y abandonado, pasando desapercibido para casi todos hasta que fue encontrado por la rescatista Suzette Hall. A pesar de las graves lesiones que sufrió, el animal logró sobrevivir y fue llevado a un veterinario.
Hall describió al perro como un pequeño y frágil ser que había sufrido mucho. “Su vida pendía de un hilo, pero vi en sus ojos una chispa de esperanza”, comentó Hall. Decidió darle una oportunidad al perro, al que nombró Rosen.
Tras ser examinado, se descubrió que tenía la cola fracturada y las caderas rotas. Se le administraron analgésicos y se le preparó para una cirugía compleja, que fue considerada su única oportunidad de sobrevivir.
Una cirugía arriesgada
La cirugía fue larga y complicada, pero Rosen logró superarla. Hall expresó su alegría al ver que el perro había sobrevivido al procedimiento y que había comenzado su recuperación. A pesar de que le quedaba un largo camino por delante, el pequeño perro mostró signos de mejoría.
Después de semanas de reposo, Rosen tuvo que someterse a una segunda cirugía para amputarle la cola. A pesar de las dificultades, el perro continuó demostrando su fortaleza y comenzó a dar sus primeros pasos.
Un nuevo hogar
Durante su recuperación, Hall y el veterinario Bella formaron un fuerte vínculo con Rosen. Bella decidió adoptarlo, asegurando que “no va a ninguna parte más que a mi casa”. Así, Rosen encontró un hogar donde será amado y cuidado, cerrando su historia de abandono y sufrimiento.
Rosen pasó de ser un perro roto e invisible a ser un animal sanado y querido en su nuevo hogar.
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