Sentado frente al Presidente, que miraba la pantalla de su celular, Diego Spagnuolo, director de la Agencia Nacional de Discapacidad, sabía que ya era tarde para volver atrás. Abogado y amigo de Javier Milei, tenía que asumir un momento dramático. “Javier –dijo, tratando de disimular el temblor de su voz–, es mi obligación contarte algo gravísimo”. El Presidente, entretenido en las redes, le respondió: “A ver… He descubierto casos muy serios de corrupción en la Agencia. Se están choreando todo”. “¡Afuera, echalos!”, insistió Milei. Spagnuolo trató de explicarle que eran personas que respondían a Lule y Martín Menem, pero Milei lo interrumpió nuevamente: “¡Afuera! No terminé. Hay constancia de que Lule y Martín recaudan para Karina. Roban para la corona”.
Desde entonces, Diego, un sufriente, bajó el perfil. Como buen abogado, comenzó a acumular información y a cuidar de no quedar involucrado en nada. Le traían para firmar un vale de taxi y él pedía una auditoría. ¿Renunciar? Jamás; moriría de pie, junto a los discapacitados, víctimas de la ferocidad de su motosierra. Hasta que estalló una conversación filtrada a los medios que hoy habla el país. Es el mayor escándalo de corrupción del Gobierno, que hasta ahora aspiraba a un lugar en las grandes ligas del afano, principalmente con el caso $LIBRA.
Diego será muy buen abogado, pero en el audio (una grabación clandestina e ilegal) resulta evidente que desconoce el uso de eufemismos: “Karina y Lule son los que manejan estos negocios”; “les piden guita a los prestadores”; “al principio se manejaban con el 4%, pero después subieron a un 10/12%, y hasta 15/20%”; “la droguería Suizo Argentina llamaba a los proveedores para informarles que debían aumentar el porcentaje de coimas, que luego serían subidas a Presidencia”; “Karina y Lule se estarán llevando medio palo [verde] por mes”; “esto se va a pudrir”. De esta última frase, los investigadores sacaron un dato clave: lo tutea.
“Esto se va a pudrir”. Un profeta.
En el audio aparece otra afirmación de inusitada trascendencia: “Estos son peores que los Kirchner”. Ya sé: lo dice alguien que conoce muy bien a los Milei, lo cuenta desde adentro y presume de tener toda la data. Sin embargo, considero que es una falta de respeto comparar una trayectoria de décadas con dos hermanitos que todavía están haciendo los palotes. ¡Les faltan por lo menos 30 años de saqueo indiscriminado! Hay una especie de campaña para ningunear a los Kirchner. Me canso de escuchar de gente bien informada que Massa ha llegado a constituir una fortuna de 1000 millones de dólares; “más de lo que juntaron Néstor y Cristina”. Estoy en condiciones de desmentirlo; no lo de los 1000 millones, sino que un solo tipo pueda recaudar más que dos.
El muerto se ríe del degollado. Ayer, Cristina cayó sobre el Pelu: “Tu amigo te avisó lo de las coimas y… hermano… ¡no hiciste nada!”. ¡Cómo que no hizo nada! Protegió a su hermana, a los Menem, y eventualmente le quedaron unos pesos. Tobi nos acostumbró a sus lecciones de economía, química, botánica… Celebremos el efecto redentor de la cárcel: hoy enseña moral.
Las horas posteriores al estallido del Discapacitadosgate dejaron ver a un gobierno en trance, inerme. Reaccionó con un comunicado en el que le echa la culpa a la oposición. Después se reunió el triángulo de hierro y surgieron varios cursos de acción. La idea es desacreditar a Spagnuolo, “un inútil que avisó tarde y mal, en momentos en que el Presidente estaba tuiteando”; reemplazarlo con Ian Moche, y afirmar que el dinero aportado por los laboratorios fue puesto a buen resguardo en el despacho de Karina hasta su destino final: los discapacitados.
Se decidió también volver a los niveles de retornos originales, del 4%, y ver la forma de compensar por otro lado; hubo consenso en que 20% es una tasa algo atrevida. “Perdón, nos entusiasmamos”, reconoció Karina. Su único justificativo fue que en tiempos de campaña y votaciones cruciales en el Congreso “no hay plata que alcance”.
Ayer, en un allanamiento a la Agencia de Discapacidad, detuvieron a un ejecutivo de la droguería Suizo Argentina mientras intentaba escapar con 266.000 dólares repartidos en sobres. Me imagino a quiénes iban: periodistas.
Javi nunca pensó que iba a ser tan cuesta arriba la lucha contra la casta.
Por Carlos M. Reymundo Roberts
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