Stan Larkin, un joven de 16 años, sufrió un desmayo mientras jugaba al básquet, lo que marcó un antes y un después en su vida. Tras una serie de estudios, le diagnosticaron miocardiopatía dilatada familiar, una enfermedad hereditaria del corazón que afecta la capacidad de bombeo de sangre.
Como resultado de su condición, en noviembre de 2014, los médicos decidieron implantarle un corazón artificial conocido como SynCardia Freedom Portable Driver, un dispositivo que le permitió llevar una vida activa mientras esperaba un trasplante. Durante 555 días, Larkin pudo jugar al básquet y mantener una calidad de vida casi normal.
Una nueva oportunidad
Finalmente, en 2016, después de 17 meses de espera, Stan recibió un trasplante de corazón exitoso. Agradecido por la oportunidad de vivir, expresó que la experiencia le enseñó a valorar cada día y a superar sus miedos. Su historia se ha convertido en un símbolo de esperanza para otros que enfrentan desafíos similares.
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