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Termómetros verdes: plantas que predicen el clima

En algunos jardines, el clima no se anticipa por medio de satélites ni alertas naranjas, sino con hojas que se cierran, pétalos que giran o tallos que transpiran.

Las plantas tienen una sensibilidad que a veces supera a cualquier app de clima: leen el aire, la presión, la humedad, la temperatura. En síntesis, lo sienten todo.

A veces se les llama plantas sensoriales, otras, plantas barómetro. Pero en esencia son centinelas botánicos que reaccionan a lo que está por venir. Algunas lo hacen por defensa, otras por pura fisiología evolutiva.

¿Va a llover?

Antes de que el cielo se oscurezca, algunas plantas ya lo saben. No por intuición, sino porque sienten literalmente el aire: captan la humedad, registran los cambios de presión y se adaptan como si leyeran el clima.

Entre las más expresivas están los oxalis, con sus hojas en forma de trébol, que al detectar la proximidad de la lluvia levantan sus hojas como si alzaran las manos para recibirla.

Dondiego de noche (Mirabilis jalapa), por su parte, repliega sus flores al menor indicio de chaparrón. Su estrategia consiste en cerrarse a tiempo para proteger el polen, su recurso más preciado.

Incluso los pinos, en su lenguaje casi mineral, tienen lo suyo: sus piñas se cierran con la humedad y se abren cuando el aire se seca, marcando el pulso del clima.

Termómetros inteligentes

En zonas rurales, los paisanos lo saben bien: si florece el ceibo, se viene el calor. Y si el lapacho estalla en rosa en pleno agosto, es porque la primavera ya está a la vuelta de la esquina, aunque el calendario aún no diga nada.

Se refiere a la relación entre la floración de estas especies, que ocurre principalmente en primavera, y la llegada de un clima más cálido y estable.

La floración del ceibo, con sus llamativas flores rojas, se considera un presagio de buen tiempo después del invierno.

Algunas plantas son maestras en captar el aumento de humedad ambiental. El filodendro, por ejemplo, suele soltar gotas en las puntas de sus hojas antes de una lluvia fuerte.

Este fenómeno se llama gutación y es una estrategia para regular la presión interna frente al exceso de humedad en el ambiente.

También los helechos, musgos y líquenes se reactivan apenas hay más humedad, avisando que la lluvia no está lejos.

Observar a estas plantas permite entrenar otra forma de percepción, para volver a escuchar el lenguaje verde que nos rodea y que la vida urbana tiende a silenciar.

Fuente original: ver aquí