El Parque Natural Cabo de Gata-Níjar es un importante atractivo turístico, que en julio registró la entrada de más de 15.000 vehículos a sus playas y calas reguladas. Sin embargo, la combinación de turismo y conservación no siempre es fácil, como lo indica la reciente denuncia del PACMA, que alerta sobre la “destrucción” de una zona de dunas que ha sido convertida en un aparcamiento.

“Es desolador”, lamenta la formación animalista.

¿Qué ha pasado? El Parque Natural Cabo de Gata-Níjar está sufriendo las consecuencias de su creciente popularidad. Eduardo Milla, coordinador de PACMA en Almería, ha señalado la “grave destrucción” de los sistemas dunares de la Playa del Charco, un área protegida entre la playa del Cabo de Gata y la de las Amoladeras.

PACMA denuncia que la valla que protegía la zona está dañada, lo que permite el acceso de personas y vehículos, resultando en la desaparición de varios cordones dunares y la transformación de estas áreas en improvisados aparcamientos.

¿Tan grave es? La formación advierte sobre los riesgos para el arenal y el retroceso de los logros de conservación de los últimos 15 años. “Lo que estuvo protegido ha quedado desprotegido de repente”, afirma Milla, quien destaca que algunas dunas que tardaron años en recuperarse han desaparecido en un solo verano.

El coordinador de PACMA subraya que los sistemas dunares del arenal son “de los más importantes” del Parque Natural y solicita a las autoridades una intervención urgente para mitigar los daños.

¿Es la única denuncia? La advertencia de PACMA ha tenido un gran impacto, especialmente en la prensa regional. No obstante, no son los únicos que han comentado sobre el turismo en Cabo de Gata-Níjar. A principios de agosto, la Junta de Andalucía emitió un comunicado enfatizando la necesidad de que los visitantes actúen “con responsabilidad” y “respeto” en el parque.

“La conservación de este entorno privilegiado es una tarea colectiva. La conducta individual de cada visitante es crucial. Hacemos un llamado a la conciencia para asegurar que el disfrute del parque no comprometa su futuro”, afirmó Salvador Parra, director del organismo.

¿Y qué proponen? La Junta recuerda que está prohibido recolectar flora y fauna, tirar basura o salirse de las sendas señalizadas. También se deben respetar ciertas pautas en actividades como el buceo, el kayak o la pesca, y está prohibida la acampada libre o el estacionamiento nocturno de autocaravanas fuera de las zonas designadas.

¿Cuál es el problema? Según un análisis del diario ABC, Cabo de Gata enfrenta un desafío en el equilibrio entre ser un espacio protegido y un atractivo turístico. El año pasado, las instalaciones de uso público del parque recibieron 38.400 visitantes.

En julio, se contabilizaron más de 15.000 vehículos en las playas y calas de la zona, lo que representa un aumento del 3,4% respecto al año anterior, aunque aún por debajo de los niveles de 2014. La media diaria fue de aproximadamente 485 vehículos.

¿Se han tomado más medidas? Sí, a principios de verano, la Consejería de Sostenibilidad y Medio Ambiente comenzó a controlar los accesos a varias playas debido a la afluencia de vehículos, una medida que se mantendrá hasta el 28 de septiembre. Aquellos que deseen acceder a playas como Mónsul, Genoveses o Cala Carbón deben adquirir un ticket de seis euros por vehículo.

La Junta ha advertido que la aglomeración de personas y vehículos durante el verano deteriora el ecosistema y puede generar problemas de colapso en las vías de acceso, lo que afecta la seguridad y los servicios básicos.

Fuente original: ver aquí