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Violencia en Cisjordania: el testimonio de un hermano tras un asesinato

Dos realidades chocan en un cerro al sur de la ciudad palestina de Hebrón. A un lado, Um al Kheir, una aldea de pastores donde viven unas 300 personas. Al otro, a menos de 100 metros, el asentamiento israelí de Carmel, con unos 600 colonos que disfrutan de servicios básicos y seguridad.

“Nadie los puede parar”, expresa Khalil Hadalin, un ingeniero palestino. La ocupación israelí de los territorios palestinos se evidencia en la imagen de un jeep militar que sale del asentamiento, donde soldados jóvenes saludan con desprecio. Desde el 7 de octubre de 2023, los colonos israelíes actúan sin restricciones, apoyados por el ejército, atacando propiedades palestinas y causando muertes, según Hadalin.

La ONU ha documentado un aumento significativo en la violencia de los colonos, con una media de cuatro ataques diarios contra palestinos en el último año. Además, se ha acelerado la expansión de los asentamientos, con planes para construir más de 3.000 casas que complicarían aún más la posibilidad de un futuro Estado palestino.

Acorralados

Khalil Hadalin, hermano de Odeh Hadalin, un activista asesinado en julio, recuerda el lugar donde ocurrió el tiroteo, donde hay una mancha de sangre seca. Testigos confirman que el autor del disparo fue Yinon Levi, un colono sancionado por ataques a palestinos.

“Fue muy fácil matarlo”, dice Khalil, quien critica la impunidad de Levi, que tras breves arrestos ha vuelto a la zona. Khalil acusa al gobierno israelí de facilitar la vida a los colonos, mientras ellos intentan forzar a la comunidad palestina a abandonar su hogar.

Los colonos nos hacen la vida imposible y nos acorralan. Pretenden que, silenciosamente, decidamos marcharnos.

Khalil Hadalin, activista palestino

Khalil, quien se niega a abandonar su tierra, enfatiza que poseen documentos que prueban la compra de sus tierras. Um al Kheir se encuentra en el área C, controlada por Israel, donde los palestinos enfrentan numerosas restricciones, incluyendo la negación de permisos de construcción.

Según la ONG israelí Peace Now, el 95% de las solicitudes de construcción palestinas son rechazadas. En los últimos 15 años, Israel ha demolido 56 estructuras en Um al Kheir, y la comunidad sigue luchando por su supervivencia en un entorno hostil.

El día del asesinato de Odeh, los colonos intentaron construir una carretera que amenazaba sus olivares. Khalil y otros se interpusieron, lo que llevó a Levi a abrir fuego, resultando en la muerte de su hermano.

Banderas israelíes en cerros vacíos

En Cisjordania, la expansión de los asentamientos ha transformado el paisaje, con banderas israelíes ondeando como advertencia para los palestinos. Una nueva carretera conecta Jerusalén con Hebrón, aislando a varios pueblos palestinos. La ONG Peace Now denuncia que Israel ha invertido millones en construir rutas que facilitan la colonización.

La vida en Masafer Yata es cada vez más difícil, y los activistas palestinos sienten miedo de manifestarse. Naser Nawaja, un conocido activista, señala que la violencia de los colonos ha aumentado desde octubre de 2023, y el miedo ha silenciado las protestas.

Ya no protestamos, tenemos miedo. Desde octubre de 2023 aquí hay una nueva realidad en la que todo vale bajo el argumento de la defensa propia.

Nasser Nawaja, activista palestino

El 5 de agosto, una semana después del asesinato de Odeh, los colonos cortaron el suministro de agua a Um al Kheir. Khalil explica que la situación se ha vuelto insostenible, y los precios de los suministros básicos han aumentado debido a la violencia y las restricciones.

Matthew, un activista estadounidense, se encuentra en Um al Kheir para documentar la situación y ofrecer apoyo a la comunidad, reconociendo que su presencia no siempre es suficiente para detener la violencia.

Desde principios de 2023, la ONU ha reportado que la violencia de los colonos ha desplazado a más de 1.100 palestinos. Activistas como Yehuda Shaul advierten que la violencia puede estar siendo dirigida por el Estado, y los próximos años serán cruciales para el futuro de estas comunidades amenazadas.

Nawaja lamenta la falta de atención internacional, aunque reconoce que el miedo ha cambiado la dinámica de la resistencia palestina.

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