Martín Díaz, abogado de Cristian Graf, principal sospechoso en la muerte de Diego Fernández Lima, insistió en la inocencia de su cliente y minimizó su supuesta actitud encubridora el día del hallazgo de los restos óseos.
Díaz confirmó que el juez nacional en lo Criminal, Alejandro Litvack, aún debe definir si acepta la declaración indagatoria a Graf, solicitada por el fiscal Martín López Perrando, quien está a cargo de la investigación del homicidio.
En este contexto, el abogado expresó: “Todavía no tenemos fecha de la indagatoria. El Estado debería averiguar la verdad y no dedicarse a buscar a una persona a quien castigar. Cristian no sabe lo que hicieron a Diego. No sabe lo que pasó y desconocía que el cuerpo estaba ahí”.
Testigo de oídas
Díaz afirmó que la imputación de “encubrimiento agravado” y “supresión de evidencia” contra Graf se basa en testimonios de albañiles, que son considerados testigos de oídas, es decir, personas que declaran sobre hechos que no presenciaron directamente.
El abogado subrayó que “el juez debe tener una convicción firme basada en elementos probatorios sólidos; no puede estar basada en especulaciones”.
En cuanto a las explicaciones de Graf sobre el origen de los restos óseos, Díaz indicó que se dieron en el contexto de una “charla de Doña Rosa”, buscando relativizar declaraciones que podrían ser incriminatorias.
La obsesión por un árbol
Rolando Medina Rodas, quien declaró ante la fiscalía y estuvo a cargo de la demolición en la obra donde se encontraron los huesos, reveló que Graf había prohibido a los albañiles tocar un árbol cercano a la medianera, próximo al lugar del hallazgo.
Díaz se limitó a comentar sobre estas “exigencias” de Graf: “El arbolito es la famosa Santa Rita”, y continuó defendiendo la inocencia de su cliente.
Finalmente, el abogado concluyó que no se puede establecer con certeza si la familia Graf estaba en su domicilio en la última semana de julio de 1984, y enfatizó que “Graf no tenía relación con Diego”, desviando la responsabilidad hacia el otro lado de la medianera.
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