La Basella alba, conocida también como espinaca de Malabar, es una planta trepadora originaria de regiones tropicales. Se destaca por su rápido crecimiento y valor nutricional, siendo una opción decorativa y comestible para hogares que buscan un toque verde.
Esta planta puede alcanzar hasta diez metros de longitud en pocas semanas, cubriendo pérgolas, muros y balcones con un denso follaje. Su capacidad de crecimiento la convierte en una elección popular para quienes desean crear sombra y aumentar la privacidad.
Su follaje está compuesto por hojas carnosas de forma de corazón, que son completamente comestibles. Estas hojas pueden ser consumidas crudas en ensaladas, salteadas o incorporadas en sopas y guisos, aportando una textura suave y refrescante, además de ser ricas en vitaminas A y C, hierro y calcio.
La Basella alba se adapta bien a diferentes tipos de suelo y tolera el calor intenso. Requiere luz solar directa y un riego frecuente, sin encharcamientos, para crecer adecuadamente. Además, se reproduce fácilmente por esquejes, lo que facilita su expansión.
En cuanto a su floración, depende de la cantidad de luz solar que reciba. Comienza a florecer cuando los días son más cortos, aunque en climas fríos su crecimiento puede ralentizarse. En zonas tropicales, puede florecer en invierno, aunque con menor intensidad.
En resumen, la Basella alba se presenta como una solución multifuncional para quienes buscan integrar espacios verdes con alimentos frescos y saludables, cubriendo, decorando y alimentando de manera rápida y eficiente.
Cómo cuidar la Basella alba
- Luz: Prefiere el sol pleno, aunque tolera sombra parcial.
- Riego: Necesita humedad constante; el suelo debe mantenerse húmedo, pero bien drenado.
- Suelo: Rico en materia orgánica, con pH entre 6,5 y 6,8.
- Multiplicación: Se reproduce fácilmente por semillas o esquejes. Los tallos podados pueden replantarse directamente.
- Fertilización: Se recomienda abonar con nitrógeno cada dos semanas durante el crecimiento activo.
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