En los últimos días se ha hablado mucho de las candidaturas testimoniales. Aunque no son un fenómeno nuevo, nunca se habían presentado en la cantidad y con la obscenidad de ahora. Se refiere a los intendentes o gobernadores que se postulan a una elección sabiendo que nunca asumirán el cargo para el que se proponen porque tienen uno mejor.
En la provincia de Buenos Aires, hay 14 candidatos testimoniales del peronismo que no ocuparán el cargo para el que se postulan. Sin embargo, otros partidos también están involucrados. La Libertad Avanza y Pro tienen dos: el intendente de Tres de Febrero, Diego Valenzuela, y el de Mar del Plata, Guillermo Montenegro. Además, el espacio Somos Buenos Aires, que incluye a Randazzo, Manes y Schiaretti, también cuenta con cuatro candidatos en la provincia que no renunciarán a sus cargos.
Las candidaturas testimoniales son una violación de la democracia. Este fenómeno no es nuevo, pero el ejemplo más significativo ocurrió en 2009, durante las primeras elecciones de segundo término de Cristina Kirchner, quien era presidenta desde 2007. En ese entonces, el peronismo enfrentaba dificultades debido a la recesión y la sequía, y un candidato externo al sistema político, Francisco de Narváez, emergió como una figura relevante.
El peronismo reaccionó creando una lista de candidatos, de los cuales solo Néstor Kirchner asumió y respetó su mandato. Los otros, como Scioli y Massa, no renunciaron a sus cargos. A pesar de esto, la elección fue ganada por Francisco de Narváez, quien nunca presentó su plan contra la inseguridad y luego abandonó la política.
Es fundamental resaltar la violación del sistema democrático. La democracia requiere elecciones libres y populares, y el compromiso de los candidatos con la sociedad. No puede haber una democracia plena si los candidatos engañan a la sociedad sobre quién ocupará los cargos.
El caso más grave se da en la provincia de Buenos Aires, que concentra casi el 40% del poder electoral y donde hay más candidatos testimoniales. Además, la provincia no se adhirió al sistema de boleta única, más limpio y transparente que se aplica a nivel nacional.
Por primera vez, la Provincia votará dos veces en septiembre, utilizando dos sistemas diferentes: el nacional, con boleta única, y el provincial, con boleta sábana. Esto es un engaño a la sociedad, ya que muchos pueden creer que el intendente que conocen ocupará el cargo para el que se postula, lo cual no es cierto.
La única explicación para la situación en la provincia es que hay dos grandes grupos políticos que se polarizarán en la elección: el Gobierno y el peronismo. Ambos se sienten inseguros y débiles frente a las elecciones de octubre, lo que genera temor y arbitrariedad.
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