Durante ocho meses, un hombre de 35 años en India sufrió molestias en su ojo izquierdo, que estaba rojo y borroso. Al acudir a una clínica de oftalmología, los médicos encontraron rápidamente la causa.
En un informe de caso en el New England Journal of Medicine, se detalla que el ojo del paciente estaba inflamado y la pupila dilatada y fija. Su visión en ese ojo era de 20/80. Al examinarlo, los médicos observaron un pequeño gusano que se movía “lentamente” en la parte posterior de su globo ocular.
Para extraer al parásito, los médicos realizaron una vitrectomía por pars plana, un procedimiento que implica succionar parte del gel vitreoso del ojo. Este método se utiliza para tratar diversas afecciones oculares, aunque su uso para extraer gusanos es poco común. Para acceder al interior del ojo, los médicos hicieron pequeñas incisiones en la esclerótica y utilizaron un dispositivo de succión. Reemplazaron el gel extraído con soluciones salinas.
En este caso, el dispositivo logró succionar parte de la cola del gusano y extraerlo, aún moviéndose. Bajo el microscopio, se identificó rápidamente como Gnathostoma spinigerum, un parásito conocido que a veces puede ingresar a los ojos.

Ciclo de infección preocupante
G. spinigerum son parásitos endémicos en India que infectan mamíferos carnívoros, especialmente gatos y perros. En estos hospedadores primarios, los gusanos adultos forman masas similares a tumores en las paredes de los intestinos de los animales. Allí, los adultos se aparean y la masa explota, liberando huevos que se excretan en las heces. Estos pueden infectar hospedadores intermedios, como plancton de agua dulce, que son consumidos por peces y anfibios, y luego por gatos y perros, completando así el ciclo. Los parásitos jóvenes también pueden ser ingeridos por hospedadores intermedios como aves, incluyendo pollos, y serpientes.
Los humanos entran en el ciclo del gusano al consumir accidentalmente formas poco cocidas de cualquier hospedador intermedio o paraténico, como pescado o pollo mal cocidos. Esta infección se llama gnathostomiasis. Comienza con las larvas moviéndose a través de las paredes del estómago, intestinos o hígado, causando síntomas vagos como fiebre, cansancio excesivo, falta de apetito, náuseas, vómitos, diarrea o dolor abdominal. Esto puede durar de dos a tres semanas. Luego, la infección entra en una segunda fase, cuando las larvas se alimentan de tejido mientras visitan varios órganos. Más comúnmente, las larvas terminan en la piel, causando erupciones rojas, dolorosas y con picazón que pueden durar varias semanas. Sin embargo, también pueden llegar a los pulmones, la vejiga, los oídos, el sistema nervioso, el cerebro y, por supuesto, los ojos.
Afortunadamente, el hombre del informe de caso no presentó síntomas cutáneos ni neurológicos. Un escáner de tomografía computarizada de su cerebro, cráneo, pecho, abdomen y pelvis resultó normal. El gusano en el ojo fue su único signo de problema. Después de extraer al parásito, los médicos trataron al hombre con corticosteroides, tanto en forma oral como en gotas, para ayudar con la inflamación. También le administraron un medicamento antiparasitario. Tras ocho semanas, sus síntomas mejoraron, pero su visión no se recuperó por completo debido al desarrollo de una catarata, una complicación común después de una vitrectomía.
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